A los ojos del que quede
porque ya no creo en nada
al pasado más hiriente
a la furia que ahora calla,
a la mente destruida
a las ruinas, a las armas
al que huye y me maldice
al que ahora no da la cara.
Al ardor de lo que quise
al poder de la belleza
a las calles ahora tristes
a quien juró y hoy peca.
A las alas del tropiezo
a la inquina, a la tierra
a quién dijo quererme tanto
y marchó en tiempos de guerra.
A la vida que es lo grande
a mis ganas y mi aguante
a la familia que ahora duele
a mi desacertada suerte.
A tus ojos que si creyeron
a los míos que lloraron
a quien quiso joder y no pudo
al que quedó preguntando.
A mis días porque ahogan
a mi ángel aparente
a mis minutos de gloria
a los que pasé sin verte.
Al delirio, a los sueños
al portazo, al mal tiempo,
al rescate de mis horas
por poner todo derecho.
Al futuro, a lo bueno
a esta arenisca ya lijada
A los ojos de quién quede
si bien ya,
no quiero nada…